Quienes
amamos el cine terminamos visionando con cierto vampirismo aquellas
películas que se articulan mediante un discurso metacinematográfico.
Hablando en plata: cine dentro
del cine que, de paso, habla del cine. Algunos de los ejemplos más
paradigmáticos, para entrar ya en el meollo de la cuestión, son, sin
duda, El desprecio (Le mépris: Jean-Luc Godard, 1963) y La noche americana (La nuit américaine: François Truffaut, 1973) o la personalísima visión de Fellini (Otto e mezzo,
1963). Las tres podrían considerarse, en mayor o menor medida y teniendo
en cuenta la visión personalista y particularísima de cada uno de los
directores, como una carta de amor al
invento de los hermanos Lumière. Por supuesto, cada una de ellas desde
ópticas y puntos de vista diferentes, pues bien es sabido que pese a
comenzar dentro de la Nouvelle
Vague y colaborar en sus primeras producciones, Godard y Truffaut
tomarán posteriormente
caminos opuestos. Tanto es así que la visión del mundo del cine que
muestra el primero es mucho más desencantada que la del segundo.
Mientras, Fellini hace gala de su estilo absolutamente personal e
inconfundible, teñido de momentos oníricos y su humor característico
para retratar la crisis creativa de un cineasta. En cualquier caso, se
trata de títulos imprescindibles para cualquier amante del cine que se
precie.
Algunas de estas películas constituyen homenajes
confesos, otras, sólo transcurren directa o tangencialmente dentro del
mundo del cine. En cualquier caso, no pretendemos hacer una lista, ni
mucho menos LA lista, pero nos apetece que quede constancia de ellas a medida que las vayamos descubriendo y pasen a formar parte de nuestro bagaje cinematográfico.
La industria estadounidense ha contribuido a esta temática (¿podríamos hablar de subgénero?) con algunos ejemplos magníficos, aunque hoy preferiremos obviar
aquellas
que idealizan Hollywood y la industria del cine de ese país. Por
aburridas, ya que preferimos visiones más agridulces. Entre las que
muestran
una visión más descarnada del mundo del cine y del star system hollywoodiense, incluso de la televisión, destacamos algunas que forman parte de los grandes clásicos como Cautivos del mal (The Bad and the Beautiful, Vicente
Minnelli, 1952), Ha nacido una estrella
(A Star is Born, George Cukor, 1954),
¿Qué fue de Baby Jane? (What Ever Happened to Baby Jane?, Robert
Aldrich, 1962) o El crepúsculo de los
dioses (Sunset Boulevar, Billy
Wilder, 1950), todas ellas altamente recomendables. Y, más recientemente, El
show de Truman (The Truman Show,
Peter Weir, 1998), Un
final made in Hollywood (Hollywood
Ending, Woody Allen, 2002)... En los últimos años hemos disfrutado, a veces más, a veces menos, de títulos como Somewhere (Sofia
Coppola, 2010), Super 8 (J. J. Abrams, 2011) o La
invención de Hugo (Hugo, Martin Scorsese, 2011).
Cine que habla de lo que amamos desde lo que amamos. Suficiente para escribir sobre él.
En la próxima entrega: el corto de un alemán, el viaje de dos hermanos italianos y una joya española.
© Acedo
No hay comentarios:
Publicar un comentario